los picos nevados encantan el cerro
al pie Ushuaia reposa serena y calma
un trozo de tierra apretado y estrecho
entre la cordillera y aguas heladas
ni Atlántico o Pacífico apenas Beagle
del mirador de las Martials veo el muelle
y las luces de la ciudad en la bruma
que envuelve el rápido ocaso de la Antártida
en Tierra del Fuego arde el fin del mundo
allá el nada nunca existió y ni el fin
navego en la vida intensa del estrecho
un viento glacial sopla cortante e insiste
busco los pingüinos en la Isla Martillo
mismo camino de las velas del Beagle
de FitzRoy y Darwin y otros aventureros
in rastro de la ambición insana y feroz
más allá del pecado original y dolo
de vallas que callaron la libertad
por veredas donde seguían sin rumbo
apenas vivían el placer de vivir
nunca entendieran los límites de púas
fueron cazados sin cualquier compasión
como recriminar aquella vileza
dolores tan mismos de lágrimas mudas
a confesar la crueldad de la bestia
mismo silencio donde medran disculpas
un cadalso en el suelo que nos dio un país
donde el miedo ahoga la vida vaciada
de los que jamás verán ese paraíso